Cuántas veces hemos escuchado a nuestros padres y abuelos que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y seguro que ahora que sois vosotros los que también lo pensáis.  La tecnología ha cambiado los hábitos de los niños, ya no juegan como antes y están todo el día delante de una pantalla. Pero ni cuando vosotros erais pequeños el tiempo de vuestros padres era mejor, ni el vuestro es mejor que el de ahora, sólo diferentes y cada época trae algo bueno con ella.

Por eso hoy vamos a recordaros esos grandes y divertidos juegos con los que todos pasábamos las tardes de verano con nuestros amigos. Y así de paso darle a nuestros peques una diversión que seguro que ya nadie más les va a enseñar.

El juego de las canicas: Necesitas delimitar un área y crear un hoyo. En cuanto metas la primera canica en el hoyo ya puedes intentar darle a las de los demás. Quien dé a una canica de un contrarios se la queda.

Las chapas: Es un juego similar al de las canicas pero con alguna variante como el de crear un recorrido y utilizar las chapas como coches. El que primero llegue a la meta sin salirse gana.

La comba: Hay multitud de canciones que se cantan mientras se da a la comba. Hay quien prefiere saltar solo o quien lo hace en pareja o grupos, aunque la diversión está asegurada de cualquier manera.

La rayuela: Se dibuja en el suelo unos cuadrados, cada uno con un numero del 1 al 10. El sistema es sencillo: Con una piedra se tira a un número y se tiene que hacer el recorrido completo a la pata coja, recogiendo a la vuelta la piedra. Si al tirar la piedra se sale del cuadrado, se pierde el turno. Quien termine el recorrido primero hasta el número 10 gana.

El pollito inglés: Uno se coloca cara a la pared y el resto en línea detrás de él, alejados. El juego consiste en que la persona que está en la pared debe cantar «Uno, dos, tres, pollito inglés a la pared» y darse la vuelta. Mientras éste no mira es cuando los demás pueden avanzar. Cuando se da la vuelta deben estar quietos como estatuas. Si alguien se mueve vuelve al punto de salida. Y el que toque la pared primero gana y se pone él contra la pared.

¡Tus peques no tendrán tiempo de aburrirse!

[Foto: Gustavo Morejón]